lunes, 14 de diciembre de 2015

Vida cotidiana: comprar

Totnes es una market town. Eso significa que su principal actividad es la comercial, lo que se evidencia de muchas maneras. La primera y más publicitada es que tiene un antiquísimo privilegio que le permite desplegar un mercado semanal (en principio, los viernes, pero realmente también los sábados), precisamente en la market square, que está en el centro del pueblo. 

Se trata de pequeños puestos en los que se puede encontrar de todo: las clásicas frutas y verduras, la mayor parte orgánicas, de venta directa del productor; carnes e incluso pescado, y comida preparada, desde mermeladas caseras, a panes orgánicos y chorizos españoles. Pero no sólo hay comida; en los puestos se venden: útiles de pintura y dibujo (acuarelas, pinceles, tubos de óleo, etc.), bisutería, ropa de segunda mano, lana tejida, herramientas, etc. Un variado surtido de ofertas, la mayoría no baratas, pero a cuál más chocante; incluso hay ¡un vendedor de historias!



          
Pero las opciones no se agotan en este maravilloso mercado. Todos los días laborables, en el horario comercial inglés (normalmente de 9 a 5), a lo largo de la calle principal del pueblo, uno puede pasearse y curiosear en las más de diez tiendas dedicadas a vender todo tipo de objetos y ropa de segunda mano, procedentes de donaciones, -las famosas charities- con el fin de recaudar fondos para diferentes causas: desde animales abandonados, niños huérfanos, personas mayores, parque de ambulancias, hasta investigación para el cáncer. De hecho, alguno de los más importantes institutos de investigación sobre el cáncer o sobre enfermedades del corazón que existe en este país obtiene la mayoría de sus fondos de las ventas de ropa de segunda mano. Las tiendas están estupendamente atendidas por voluntarios y voluntarias de todas las edades y también, a veces, por personas con algún tipo de discapacidad intelectual.



Y ¿quién va a esas tiendas? Pues todos y todas: abuelitas y abuelitos, jóvenes, niños y niñas, y personas de mediana edad; con más medios, con menos medios, con muchos medios; todos y todas confluimos en esas tiendas donde, además de obtener lo que necesitamos (o no necesitamos, pero nos apetece), colaboramos con una buena causa, amén de favorecer que haya menos desperdicios, al permitir el reciclado de objetos que otras personas desechan.

Esta idea de las tiendas “charity” nos tiene fascinadas porque se trata de un medio de cooperación social muy inteligente, solidario y ecológico. Es una de las muchas cosas que nos vamos a llevar en el “fichero de lo que los ingleses nos enseñan”; en la España de nuevos ricos donde no está tan extendido el aprecio a las cosas de segunda mano, ésta es una buena referencia de lo que pueden llegar a dar de sí.

Comprar en Totnes puede ser también una aventura y una sorpresa: un buen día, al pasar por un lugar que recorres a menudo, tropiezas con un cartel escrito a mano, estratégicamente colocado y primorosamente diseñado, con el que inicias un juego de pistas que te conduce a un garaje o a un zaguán o al patio delantero o trasero de una casa particular cuyo dueño o dueña ha decidido vaciar el trastero o renovar el salón o cambiar la vajilla y olvidarse para siempre de su ex pareja; y así, te sumerges en el mundo cotidiano de otra persona que ha puesto a la venta sus enseres y se encuentra en ese saludable proceso de limpieza y renovación personal que todos deberíamos realizar a menudo; a esto se le llama jumble sale (venta de revoltijo), o garage sale (su propio nombre lo indica). En estas ocasiones, además de acercarte –siempre con timidez- a la vida cotidiana de una persona, puedes entablar con ella una amistosa conversación –avisándole antes de tus limitaciones con el inglés, obviously- lo cual te descubre gente muy amable e interesante y te permite enterarte de anécdotas curiosas. 

   

Cuando este tipo de venta es más organizada, esto es: se convoca para un día y unas horas, en lugares concretos, y se invita a la gente con antelación, se denomina: car boot sale y jumble trail; de esta última ya hemos dado alguna noticia en el blog. Otra buena idea inglesa para incluir en nuestro ya repleto “fichero de lo que los ingleses nos enseñan”.

Para finalizar este repaso al maravilloso mundo del intercambio comercial creativo tenemos que mencionar nuestro sistema favorito, al que hemos denominado, en un alarde de dominio del inglés, help-yourself sale, o sea la venta sírvase-usted-misma.

Esto es algo, de verdad, muy digno de comentar. De nuevo nos encontramos paseando por estas calles o esos caminos y, de repente, algo llama nuestra atención; nos acercamos y ¿qué ven nuestros ojos? Pues una mesita con unos botecitos de mermelada o de chutneys (mermeladas especiadas y agridulces o picantes para tomar con pescados o carnes) caseros; o manzanas o flores, o plantitas (de fresas, o de otras variedades comestibles) o huevos. La idea es que, o bien lo puedes coger tal cual y llevártelo gratis –el caso de manzanas que el viento ha tirado y se han picado y se ofrecen al público como excedente de la casa- o bien se trata de productos que un particular vende (nada de registro de sanidad) y tienen el precio escrito a mano; se deja el dinero en una cajita habilitada al efecto y te llevas el tarro o lo que sea. Y están buenos, de verdad.
Ejemplo del help-yourself, en este caso, manzanas caídas del árbol que te invitan a llevarte
Dentro de esta variedad comercial, está también la opción de poner a disposición de la persona interesada cestitas de un determinado tamaño y, a cambio de un precio, permitir llenar esa cestita con frambuesas, huevos u otros productos que se tienen que recolectar directamente del lugar en el que se producen (léase gallinero o arbusto); lugares en los que puedes entrar por tu cuenta y llenar la cestita hasta el límite que marca. ¿No es amazing?

Pero tenemos que confesar que, aunque en este pueblo el mundo de las compras es insospechadamente rico, nosotras no lo somos tanto y casi todo nuestro presupuesto lo invertimos en comida, para cuyo aprovisionamiento contamos con el típico supermercado, eso sí, british. Pero una vez más, la idiosincrasia inglesa nos sorprende, incluso en el supermercado: a partir de las seis de la tarde (hora en que los ingleses cenan y nosotros aún digerimos la merienda) muchos productos, pero muchos, se rebajan –muy sensiblemente, incluso más de la mitad- de precio. ¿Adivináis cuál es nuestra hora de la compra?

Myriam

Vida cotidiana: comer y dormir


En Totnes se duerme muy bien. El lugar en el que vivimos, aunque está en el mismo centro de la ciudad, es muy tranquilo y silencioso.
 

No ocurre lo mismo con la calle paralela, la main street, Fore Street –en la parte de abajo- y High Street –en la parte de arriba-, muy comercial y siempre bulliciosa y llena de gente que sube y baja atareada. Después de poner mucho empeño, hemos conseguido ajustar los horarios de sueño a esta latitud y en ese sentido estamos todos muy adaptados.

Con la comida no ocurre lo mismo; excepto en el desayuno, los demás horarios ingleses para la comida nos pillan siempre a contrapié: ¿comer a las 12,30 h.? ¿cenar a las 6 p.m.? ¡Imposible! Así que seguimos con nuestro ritmo de comer a las 14,30 h. y cenar a las 20,30 h., lo que a veces dificulta hacer compatible el comer con las actividades que desarrollamos. Anyway, seguimos intentándolo y, mientras tanto, nos apuramos mucho.

En cuanto a los menús, hemos conseguido mantener los hábitos españoles porque estamos en un lugar que se preocupa por la comida –a veces hasta extremos neuróticos- y, consecuentemente, existe una oferta muy variada que nos permite obtener todos los ingredientes que necesitamos para cocinar; eso sí, a precios ingleses, que no son ninguna broma.
Prueba contundente de que nos cuidamos bien
Se puede comprar hortalizas (zanahoria, calabacín, calabaza, una gran variedad de coles y verduras de hoja verde, tomate, patata, pimiento, cebolla, lechugas de diferentes tipos, pepino, etc.), todo tipo de frutas, especialmente manzanas (esta zona es productora de manzanas y sidra); carnes frescas de buey, de pollo, de cordero, de cerdo y de pavo; pescado ¡fresco! (a sólo 16 km está Brixham, un pueblo de pescadores): bacalao, merluza, arenque, ¡sardinas!, besugo, salmón y otras variedades interesantes. También tenemos fácil, muy fácil, comprar huevos de gallinitas felices, pasta, arroz, embutido (incluso nuestros queridos y familiares chorizo, jamón, salchichón) y asimismo existe una gran variedad de quesos tanto ingleses (cheddar, stilton) como franceses e italianos. Los españoles, que también se encuentran, son menos conocidos y se consideran una exquisitez.
Las tortillas españolas han venido haciendo patria cada sábado noche
Así que la variedad de comida no es precisamente uno de nuestros problemas, aunque hay que hacer malabares con el presupuesto; el conflicto se resuelve planificando mucho los menús y cocinando más. El único “pero” que se le puede poner a la comida es el pan. Así como la leche es excelente, el pan es… inconsistente: aquí no es posible morder una crujiente corteza de pan (¡ay, esa deliciosa sensación!); los panes que hemos encontrado, todos sin excepción, son blandos, se desmigan y tienen una masa que promete pero no cumple.
El desayuno pierde mucho sin un buen pan
Una de las actividades culinarias que nos ocupan de manera especial es la planificación y preparación de las “lunch-box”. Nuestros niños, en el cole, tienen un horario –entre las 9 y las 15,20 h.- que incluye el “lunch-time”, la hora de comer. Aunque hay cantina y si quieres puedes pagar un menú diario, como en los coles españoles, nosotras, concienzudas y entregadas madres, hemos decidido prepararles cada día la comida y metérsela, calentita, en un recipiente que conserva el calor.

Así que, por la mañana, ahí estamos, amorosamente atareadas, además de con las tostadas, la leche, los zumos y el bocata del almuerzo, con las croquetas, los muslitos de pollo con arroz, las lentejas, la pasta carbonara o boloñesa, las judías con patata y huevo duro, las salchichas con puré de patata, etc.
Oh, exotic spanish croquetas!!!
No parece que la idea haya sido mala, porque los niños se pueden sentar a comer en unas salitas dispuestas al efecto y, según cuentan, son muchos los compañeros que están en la misma situación. Bueno, en la misma, misma, no; nos han confesado los peques que cuando abren su lunch-box vienen los demás, atraídos por el olor, para ver qué hay dentro de ellas y que no paran de preguntar sobre su comida, lo que les incomoda un poco, aunque la protegen con determinación.

Myriam

lunes, 7 de diciembre de 2015

Aquí Totnes, aquí unos amigos

Llevamos aquí algo más de tres meses y este blog tiene ya un cierto recorrido, así que quizá sea momento de presentar de modo oficial la pequeña ciudad en la que vivimos, Totnes. Es una localidad peculiar por distintos motivos; uno de ellos es que, según parece, no es fácil encontrar muchas poblaciones en Inglaterra donde sea posible distinguir tan claramente el trazado milenario original.

Ese centro histórico, levantado en torno a un pequeño cerro con castillo normando y abrazado a sus pies por el río Dart, es uno de los atractivos de Totnes, igual que lo es la facilidad con la que se transita, en cortos paseos, desde la zona urbana a esa campiña amable, propia de la región de Devon.

Son rasgos que han encantado a muchos desde mucho tiempo atrás, como demuestra esta descripción, de hace cuatrocientos años, del escritor Thomas Westcote, ‘este pueblo que parece ciudad, con agradable suelo, productivos campos y aire saludable’.

Aún hoy, y a pesar del crecimiento urbano que ha ido cubriendo las colinas del entorno con los típicos barrios de vivienda baja, se puede disfrutar de todos estos atributos.

Hecha la presentación general, pasamos a dar un pequeño paseo por el centro histórico y sus principales hitos, por si os anima a hacer una visita, je, je. Por cierto, la oficina de turismo de Totnes, en colaboración con el colegio, editó un pequeño folleto muy simpático con dibujos y descripciones hechas por los alumnos de esos puntos de interés del pueblo… Una idea a copiar.

El puente y The Plains
Podemos empezar en el puente sobre el río Dart, una de las entradas principales a Totnes, que ofrece una vista preciosa de este río, tan sorprendentemente cambiante al estar afectado por las mareas, y de la zona conocida como The Plains, Los Llanos.

Estos plains son llanuras fluviales, también expuestas antiguamente a las mareas y a los episodios periódicos de inundación, pero en buena parte urbanizadas, desde hace ya siglos, como demuestra la fisonomía de los edificios que flanquean el río, antiguos almacenes hoy reconvertidos en viviendas.





















Town Mill
Desde el puente, nos acercamos al Town Mill, que ahora acoge la oficina de información turística.

Como indica su nombre, se trata de un molino de agua restaurado, donde además del centro de información encontramos una pequeña exposición sobre el desarrollo de la ciudad y un Banco de Imágenes y Archivo Rural, con una interesante colección de fotografías sobre la vida local desde mediados del siglo XIX en adelante.

Fore Street
Nada más pasar el puente, en The Plains, comienza la vía principal de Totnes, lo que sería su “calle real”.

En su arranque encontramos: el Royal Seven Stars Hotel, un punto neurálgico del pueblo que data de 1687, nada menos; los dos pilares de granito que delimitaban una de las entradas de la ciudad; y un obelisco en recuerdo de uno de los hijos ilustres de Totnes, William Wills, viajero y explorador de Australia.

Fore Street es la calle por la que todo el mundo pasa, subiendo o bajando, varias veces al día, admirando las decenas de escaparates de las tiendas de todo tipo que la flanquean. Porque Fore Street, que se continúa en High Street, es una sucesión de bonitos edificios de época, en cuyos bajos se localizan carnicerías, tradicionales locales para tomar el té, pastelerías, tiendas de regalos, de arte y artesanía de diseño, zapaterías, maravillosas tiendas de segunda mano de las charities locales… en fin, una tentación tras otra. 
 
 
 

Así que a menudo cuesta levantar la vista de los escaparates para contemplar también la variedad de estilos arquitectónicos de las casas, muchas de ellas construidas por los ricos comerciantes locales durante los siglos XVI y XVII.


The Mansion
En un lateral de Fore Street aparece la fachada principal de The Mansion, un edificio de 1795, que fue escuela en su día y continúa hoy sus funciones educativas como centro de formación comunitaria. Lamentablemente, entre el montón de propuestas de cursos para adultos no hemos encontrado ninguno de inglés para extranjeros a un precio asequible... What a shame!


La parte trasera de The Mansión cuenta con un patio muy agradable, donde tomar un té o comer algo en los días soleados. También están en esta zona los talleres de arte y manualidades y una gran sala de usos múltiples donde igual ensaya un coro, que se reúne una asociación, que se usa como aula de teatro por la escuelita cercana.


Adosada a esta parte del antiguo edificio, está la Totnes Library, una moderna biblioteca en la que hemos pasado buenos ratos chupando wifi o utilizando los demandados ordenadores de uso público. Es un lugar acogedor, muy aprovechado por los activos jubilados (de los cuales ya he hablado en otra entrada), estudiantes, mamás y niños pequeños -que cuentan con su rincón especial-, e incluso homeless, que pasan un rato calentitos, leyendo algo o consultando internet.

East Gate Arch
Este punto, justo donde Fore Street cambia de nombre y se vuelve High Street, es uno de los iconos urbanos, y señala el lugar donde se encontraba la puerta este de la antigua población. Lo chocante del caso es que el arco y los edificios que lo flanquean sufrieron un devastador incendio en época tan cercana como 1990, de forma que el arco del reloj que vemos hoy, perfectamente reconstruido, tiene menos de 25 años.

Market Square
Y llegamos por fin al corazón de Totnes, la plaza, donde todo lo que tiene cierta importancia ocurre: el mercado de los viernes, los variados mercadillos, las manifestaciones y concentraciones… 


En este lugar está además el Civic Hall, un gran espacio, capaz de albergar a mucha gente, que se emplea para todo tipo de eventos comunitarios, entre ellos el festival de cine del que os hablamos.

Uno de estos eventos, en el que no hemos participado aún, pero que suena muy bien, es el llamado Potluck, una convocatoria mensual para participar en una comida comunitaria y compartida (o sea, de sobaquillo) abierta a todo el que quiera. Una de las formas que han desarrollado los ingleses, o al menos los totnesianos, para reforzar los lazos entre vecinos… No van de cañas, pero comparten la olla.

Totnes también es original desde esta otra perspectiva, la social, pues su población es muy peculiar dentro del contexto inglés. Es otro de los rasgos que dan a la ciudad su singular atractivo. Pero, esto lo dejaremos para otra ocasión, así que ¡hasta otra! 

jueves, 3 de diciembre de 2015

Ponerle gafas al campo (carteles 3)


Ya sabéis de la fascinación que nos ha producido el arte de la cartelería y señalización británicas, esa habilidad para comunicar lo que sea, con un sentido de la oportunidad, economía de medios, capacidad de síntesis y humor, en el mejor de los casos, encomiables.

Vamos allá con otro de los innumerables ejemplos que vamos coleccionando.
 
Este humilde cartelito nos lo encontramos pegado, tal como veis, en el poste de la cerca que rodeaba una inmensa parcela de pasto donde pacían tranquilamente unas decenas de ovejas. 

Voy a tratar de traducirlo (en la medida de mis capacidades para entender esta temática) para que podáis recibir también vosotros/as esta pequeña lección de manejo agro-ganadero sostenible:

Ovejas pastando en este campo

POR FAVOR, mantenga las puertas cerradas y los perros bajo control

- Estos campos fueron semillados en primavera con guisantes y cebada, sobre una capa de semillado de trébol rojo.

- Los guisantes y la cebada fueron cortados para ensilar después de 12 semanas de crecimiento y lo que ves ahora es la base de trébol plenamente establecida y creciendo bien.

- Este trébol que las ovejas pastarán hasta diciembre como muy tarde, proporciona fertilidad al suelo a la vez que un excelente pasto para el ganado.

- Este pasto permanecerá unos 4 o 5 años, proporcionando principalmente ensilaje para las vacas durante los meses de invierno, pero también algo de alimento para las ovejas.”

Impresionante lo que un paseante curioso puede aprender leyendo este sencillo texto, que le pone unas gafas mágicas para poder leer adecuadamente el paisaje que se extiende ante sus narices.