lunes, 14 de diciembre de 2015

Vida cotidiana: comer y dormir


En Totnes se duerme muy bien. El lugar en el que vivimos, aunque está en el mismo centro de la ciudad, es muy tranquilo y silencioso.
 

No ocurre lo mismo con la calle paralela, la main street, Fore Street –en la parte de abajo- y High Street –en la parte de arriba-, muy comercial y siempre bulliciosa y llena de gente que sube y baja atareada. Después de poner mucho empeño, hemos conseguido ajustar los horarios de sueño a esta latitud y en ese sentido estamos todos muy adaptados.

Con la comida no ocurre lo mismo; excepto en el desayuno, los demás horarios ingleses para la comida nos pillan siempre a contrapié: ¿comer a las 12,30 h.? ¿cenar a las 6 p.m.? ¡Imposible! Así que seguimos con nuestro ritmo de comer a las 14,30 h. y cenar a las 20,30 h., lo que a veces dificulta hacer compatible el comer con las actividades que desarrollamos. Anyway, seguimos intentándolo y, mientras tanto, nos apuramos mucho.

En cuanto a los menús, hemos conseguido mantener los hábitos españoles porque estamos en un lugar que se preocupa por la comida –a veces hasta extremos neuróticos- y, consecuentemente, existe una oferta muy variada que nos permite obtener todos los ingredientes que necesitamos para cocinar; eso sí, a precios ingleses, que no son ninguna broma.
Prueba contundente de que nos cuidamos bien
Se puede comprar hortalizas (zanahoria, calabacín, calabaza, una gran variedad de coles y verduras de hoja verde, tomate, patata, pimiento, cebolla, lechugas de diferentes tipos, pepino, etc.), todo tipo de frutas, especialmente manzanas (esta zona es productora de manzanas y sidra); carnes frescas de buey, de pollo, de cordero, de cerdo y de pavo; pescado ¡fresco! (a sólo 16 km está Brixham, un pueblo de pescadores): bacalao, merluza, arenque, ¡sardinas!, besugo, salmón y otras variedades interesantes. También tenemos fácil, muy fácil, comprar huevos de gallinitas felices, pasta, arroz, embutido (incluso nuestros queridos y familiares chorizo, jamón, salchichón) y asimismo existe una gran variedad de quesos tanto ingleses (cheddar, stilton) como franceses e italianos. Los españoles, que también se encuentran, son menos conocidos y se consideran una exquisitez.
Las tortillas españolas han venido haciendo patria cada sábado noche
Así que la variedad de comida no es precisamente uno de nuestros problemas, aunque hay que hacer malabares con el presupuesto; el conflicto se resuelve planificando mucho los menús y cocinando más. El único “pero” que se le puede poner a la comida es el pan. Así como la leche es excelente, el pan es… inconsistente: aquí no es posible morder una crujiente corteza de pan (¡ay, esa deliciosa sensación!); los panes que hemos encontrado, todos sin excepción, son blandos, se desmigan y tienen una masa que promete pero no cumple.
El desayuno pierde mucho sin un buen pan
Una de las actividades culinarias que nos ocupan de manera especial es la planificación y preparación de las “lunch-box”. Nuestros niños, en el cole, tienen un horario –entre las 9 y las 15,20 h.- que incluye el “lunch-time”, la hora de comer. Aunque hay cantina y si quieres puedes pagar un menú diario, como en los coles españoles, nosotras, concienzudas y entregadas madres, hemos decidido prepararles cada día la comida y metérsela, calentita, en un recipiente que conserva el calor.

Así que, por la mañana, ahí estamos, amorosamente atareadas, además de con las tostadas, la leche, los zumos y el bocata del almuerzo, con las croquetas, los muslitos de pollo con arroz, las lentejas, la pasta carbonara o boloñesa, las judías con patata y huevo duro, las salchichas con puré de patata, etc.
Oh, exotic spanish croquetas!!!
No parece que la idea haya sido mala, porque los niños se pueden sentar a comer en unas salitas dispuestas al efecto y, según cuentan, son muchos los compañeros que están en la misma situación. Bueno, en la misma, misma, no; nos han confesado los peques que cuando abren su lunch-box vienen los demás, atraídos por el olor, para ver qué hay dentro de ellas y que no paran de preguntar sobre su comida, lo que les incomoda un poco, aunque la protegen con determinación.

Myriam

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