miércoles, 17 de febrero de 2016

Los rescatadores de verduras


Food in Community es uno de los proyectos que hemos conocido en Totnes y que nos ha parecido sencillamente genial. Es una pequeña empresa social que la pareja formada por David Markson y Laurel Ellis creó en marzo de 2013. Ésta es su historia...

Acababan de terminar un curso de horticultura, en el que habían comprobado con horror cómo los granjeros tenían que enterrar, compostar o dar a los animales parte de la producción, perfectamente comestible, porque resultaba antieconómico cosecharla o imposible venderla. Por tanto, se plantearon crear un proyecto laboral cuyo objetivo sería abordar dos problemas relacionados con la alimentación: el desperdicio y la alimentación de baja calidad.

Con esta intención de promover una economía alimentaria más sostenible, han establecido relaciones comerciales, por un lado, con productores locales orgánicos con sobreproducción o con frutas o verduras fuera de tallaje, entre ellos Riverford Organic Farms, Tideford Organic o School Farm CSA, para rescatar esa producción “descartable” para la alimentación humana. Después, han encontrado destino para ellas en diversas organizaciones sociales que proporcionan comida a públicos variados, centros de educación infantil, colegios, centros juveniles y otras iniciativas sociales, de forma que éstas¡s gastan menos en supermercados y utilizan más alimentos de calidad y producción sostenible.

Según sus cifras, en torno a 40 toneladas de alimentos se han recuperado y distribuido a alrededor de una decena de organizaciones en los dos años de funcionamiento de la empresa. Pero, además de esta actividad, que es la principal, han puesto en marcha un par de proyectos complementarios muy interesantes: las sesiones de cocina “Out to Lunch” y el “Pay what you feel” Café.

Las sesiones Out to Lunch son pequeños talleres para enseñar nociones básicas de cocina a hombres mayores. La idea es crear un ambiente cordial de trabajo en equipo, de modo que los hombres se interesen en la cocina, preparen juntos un menú que luego se llevan a casa y, de paso, hagan nuevos amigos. Uno de los participantes, Rod, de 70 años, comenta: “debe haber un montón de personas, particularmente hombres, en la comunidad que no han tenido la oportunidad de aprender a cocinar… quizá dar información en los consultorios médicos sería útil sobre todo para gente que vive sola… los doctores pueden detectar a personas solas o que no están cuidando de sí mismas en términos de nutrición, ya que podrían beneficiarse mucho de un proyecto como éste”.


Por su parte, el Pay what you feel Café consiste en una convocatoria abierta al público que se organiza una vez al mes, aprovechando los locales -siempre dispuestos a acoger todo tipo de iniciativas comunitarias- de la Iglesia Metodista. Llegas, te sirves, te sientas, y degustas tu comida saludable y tu cake en un ambiente agradable, amenizado además por música en vivo que alguien ofrece (en las dos comidas a las que asistimos, hemos disfrutado de un guitarrista-cantante y de un pianista jazz). Luego dejas unas monedas, en función de tus posibilidades o tu disfrute.

Todas estas actividades son posibles porque a la pareja impulsora de la idea del “Food in Community” se le ha ido uniendo un imprescindible conjunto de personas voluntarias que ayudan en todas las tareas necesarias, desde la recogida y distribución de alimentos hasta la preparación de los menús y la fregada subsiguiente que implican las comidas abiertas.



En fin, otro de los ejemplos inspiradores que nos meteremos en la maleta de vuelta a España.

Niños al aire... y a su aire (carteles 4)

Continuando con nuestra sección “carteles” y también con el tema “infancia” de la anterior entrada, os traigo hoy este discreto ejemplo que encontré en un expositor de materiales de uno de los parques totnesianos, el Leechwel Garden.


Es simplemente un recordatorio para adultos de lo importante que es que los niños jueguen, libremente, a su bola y además al aire libre, “whatever the weather” como dicen por aquí, o sea, aunque caigan chuzos de punta… Bueno, está dicho de forma más elegante, así que traduzco:

Dejad que los niños jueguen
Salten en charcos – Se suban a los árboles
Excaven en la tierra – Vayan a cazar bichos
Hagan pasteles de barro – Bajen rodando una ladera
Construyan una madriguera – Hagan una cadena de margaritas
Creen un jardín para hadas

Jugar al aire libre hace a los niños
Más despiertos
Más sanos
Más felices
Dejad que los niños jueguen

(esta entrada va dedicada a Marta, y al gran Tonucci ;-)



martes, 9 de febrero de 2016

¡Vente a Totnes con niños!

Durante mes y medio, hemos compartido casa y experiencias “british” con Estíbaliz y su hijita Ianna. Esti nos cuenta cómo ha sido vivir con peque en Totnes.

Cuando llegas a Totnes te encanta ver sus jardines, su armonía arquitectónica, la sonrisa de la gente al cruzarte en sus caminos… pero, si vas con niños pequeños, además te sorprende la cantidad de posibilidades que esta comunidad ofrece para hacer con ellos.

El sistema educativo inglés no obliga a escolarizar antes de los 5 años (e incluso permite el "homeschooling" -la educación en casa- más allá de esta edad) y, mientras tanto, un montón de entidades facilitan diversas experiencias para padres con niños fuera de las guarderías y los centros de preescolar. Son varias las propuestas públicas -o no- en las que se facilitan espacios, acompañados de profesionales de la educación, en los que los niños pueden jugar por rincones, desarrollar su juego simbólico, potenciar sus sentidos a través de materiales diversos, escuchar relatos británicos, bailar y cantar canciones populares infantiles, compartir comida orgánica que se cocina allí mismo..., y madres y padres con hijos de edades similares pueden encontrarse, intercambiar vivencias y dificultades o recibir apoyo en la lactancia y en las primeras semanas de vida de su bebé.

Propuestas así son los Play Groups, como el Daisy Play Group del Totnes Children Centre,
que cuenta con apoyo de voluntarios, y que, aparte de la posibilidad de encuentro y juego con otras familias, ofrece -a cambio de una donación de 1 libra al día-, un montón  de “cosas de segunda mano” que cualquier familia necesita, (ropa, calzado, libros, juguetes, carritos, mantitas…) a precios estupendos.  




El amplio sentido “comunitario” de esta gente hace que también las iglesias, como la Methodist Church, organicen, un día a la semana, un espacio de juego para padres y niños en el que correr, saltar, disfrazarse, moldear, montar en triciclo o monopatín, tomar una taza de té o un zumo para los más pequeños… por una aportación de 1,50 libras .Y como siempre con el apoyo estupendo de gente voluntaria ¡y voluntariosa!, que  nos admira con su deseo de hacer “cosas para la comunidad “ a los 73, 80, 87 años…¡Todo un ejemplo del que aprender!

Es llamativo también que las iglesias, como la Church of Saint Mary, tengan dentro de sus templos espacios específicos para los niños y sus juegos; un rincón cálido con montones de ositos de peluches, pequeñas sillitas y lámparas con luz suave, pinturas, cuentos que  hablan  de las celebraciones  religiosas de los distintos tiempos litúrgicos, trabajos plásticos colectivos… y todo ello para ser usado por sus pequeños feligreses o todo niño que necesite un rato de juego a cubierto.
                                                                                 
Pero aún encontramos otras muchas iniciativas, específicas para niños o en las que éstos son“bienvenidos”, como los rincones infantiles de las charities, las consultas médicas con sus juegos y juguetes, los trabajos de “gardening” en los jardines de Totnes, a los que también puedes ir a “trabajar con los más pequeños”, o iniciativas como la de Marvin Bedford , a través de  Musik Garten, en Saint John Church, con la que disfrutar de una educación musical muy bien pensada para bebés y niños pequeños, a precios asequibles; 5,5 libras por día.

Y, además de esto, está la Library, la biblioteca pública, con sus talleres de masajes para bebés, ratos de cuentos con manualidades, como “Little, little" o celebraciones especiales de efemérides como el Día Nacional de las Bibliotecas y su día del Grúfalo, el 6 de febrero.








 
En fin…una montaña de propuestas que gozar escalando, toda la familia.

martes, 2 de febrero de 2016

Rincones verdes en Totnes 1: la ruta de los jardines


Escribiendo estas notas sobre nuestro viaje, a veces tenemos en la cabeza a alguien en concreto a quien dedicamos el texto pensando que podría ser de su particular interés. Pues bien, al redactar esta entrada, tengo en mente a Leopoldo, Felipe y Pablo, mis queridos jardineros segovianos, con el deseo de que la encuentren inspiradora. ¡Va por vosotros, majos!

Pues bien, la pequeña localidad de Totnes, aparte de estar rodeada de un paisaje rural encantador al que se accede muy fácilmente por diferentes caminos y sendas, acoge en su trama urbana una serie de pequeños jardines, a veces diminutos, que además de poner una nota verde en medio del gris de las calles, tienen otras características que los hacen especialmente deliciosos. 

Por cierto, hay un folleto específico, el Totnes Garden Trail, que invita a descubrir y recorrer tres de estos rincones, saliendo de la típica ruta comercial que atrapa al visitante común. Como el folleto explica, son parte de una red de espacios abiertos creados por grupos de la comunidad y organizaciones locales en colaboración con la administración del distrito de South Hams. 

Los repasamos, a través de imágenes, destacando lo más interesante de cada uno de ellos.

Heath´s Garden: junto a la plaza del mercado se encuentra este primer parche verde que hace de agradable entrada desde un aparcamiento. Tiene una zona de hierba, un banco corrido, una escultura de madera para jugar y un mural a partir de dibujos de escolares sobre la historia de este lugar como antiguo jardín del mercado. Así que, desde el primer momento, se percibe esa implicación comunitaria con las zonas verdes, esa intención de que sean espacios compartidos.


Leechwell Garden, situado sobre un antiguo huerto, es el más amplio de los tres. Sin ser muy grande, cuenta sin embargo con una llamativa diversidad de ambientes, desde el jardín de herbáceas, la pérgola, la zona de césped con una fantástica pendiente para hacer la croqueta, los pequeños estanques y una gran estructura para jugar a partir de un tronco. Genial. El agua del estanque y la cacera proviene del pozo de Leechwell, a unos metros del jardín, que según parece es uno de los más antiguos de todo el condado de Devon.


  
 
La entrada del jardín tiene un banco de acogida, con un cartel de bienvenida y algunos recursos sencillos para conocer mejor el lugar y sus habitantes, porque al Leechwell van grupos de escolares con sus profesores y otros grupos a los que atienden voluntarios, ¡cómo no! Por cierto, tampoco falta el cartel donde se recuerda que son bienvenidas las donaciones para mejorar el jardín, que ha sido posible gracias a la colaboración de muchas entidades.



Lamb Garden
es un pequeño jardín que toma el nombre de su uso original como parte del mercado de ovejas de Totnes. Ahora es el punto de información y demostración del programa Gardening for Health (Jardinería para la Salud), que promueve la actividad hortícola y jardinera como una forma de mejorar la salud y el bienestar.





En este mínimo espacio se han habilitado unas grandes jardineras que funcionan como bancales en altura para el cultivo de hortalizas y hierbas comestibles, y una pequeña área de cultivo de arbustos de fruto que inicia en los principios de la jardinería forestal. Así, los lunes, de 2 a 4 de la tarde, quien lo desea puede acercarse a echar una mano a la persona que cuida el Lamb Garden y enseña a los “jardineros” voluntarios que se dejan caer por allí. 

Bueno, pues estos son unos primeros ejemplos de cómo crear zonas verdes agradables y acogedoras, capaces de interesar y divertir a usuarios diferentes, y abiertas a la colaboración de personas con tiempo y ganas de ayudar. ¿Alguna idea importable, jardineros?